El término “lesión medular” hace referencia a los daños sufridos en la médula espinal.
Estos pueden ser ocasionados por causas traumáticas, tumorales, enfermedades degenerativas, infecciones y alteraciones vasculares de la médula espinal.
La incidencia mundial anual oscila entre 40 y 80 casos por millón de habitantes y el 90% de esos casos se debe a causas politraumáticas.
Pueden generarse trastornos transitorios o definitivos de acuerdo a la magnitud del daño producido en la médula, los que van desde un compromiso parcial hasta la sección completa de la misma.
Los síntomas dependerán del grado de lesión y de su nivel de ubicación en la médula. Cuanto más alta la lesión mayor será el compromiso neurológico en lo motor, sensitivo y/o respiratorio.
Además suelen afectar a los sistemas de regulación del intestino, la vejiga, la respiración, el ritmo cardíaco y la tensión arterial.
El esquema de rehabilitación indicado para el paciente luego de una evaluación médica, dependerá del tipo de secuela producido por la lesión medular, teniendo en cuenta su compromiso sensitivo, motor y respiratorio.
Las estadísticas arrojan que las principales causas de lesiones medulares son los accidentes de tránsito, las caídas, accidentes laborales, lesiones deportivas y los actos de violencia.